jueves, 18 de mayo de 2017

Redes de contención




Hemos perdido las grandes redes de contención. Las abuelas modernas o trabajan o van al gimnasio o se juntan a tomar el té con sus amigas, a las tías viejas ya nos las visita nadie, las reuniones con amigas se vieron reducidas a su mínima expresión debido a los compromisos de la vida actual.

Los niños son criados en soledad, por madres y padres llenos de angustias, miedos y  condicionamientos familiares. Estos generalmente, frente al desconcierto recurren a ponerse la careta de sus padres y repetir exactamente lo que ellos hicieron, debido a que es lo único conocido y eso los reconforta.

Todas las consultas que antes uno le hacía a su madre, ahora son canalizadas por  búsquedas en navegadores, grupos de Facebook o Whatsapp dentro de los cuales una pobre madre llena de miedos se vuelve presa fácil del Colectivo de Super Mamás.

Para poder sacarnos las caretas y liberarnos de la presión de si somos buenos o malos padres debemos volver a tejer las viejas redes de contención.

Volvamos a las recetas de las abuelas, escapémonos una tarde con amigas sin mirar el reloj, digamos abiertamente que ser padres nos costó y nos sigue costando muchísimo. Todo sería mucho más fácil si asumiéramos que el mundo no se volvió todo rosa desde el momento en que tuvimos un hijo, que se volvió  todo un caos y que ese hijo vino a sacudir nuestro mundo.


Ser padres es hermoso, pero sería mucho más fácil si fuéramos capaces de cumplir el rol en colectivo apoyándonos en aquellas manos que se nos tienden ofreciendo ayuda. Detrás de los padres hay todo un árbol genealógico empujando para mantenerlos de pie.

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